lunes, 26 de mayo de 2014

La ultraderecha en España

He de reconocer que uno de mis grandes miedos estas elecciones europeas es que al fin se produjese un auge de la ultraderecha en España, como en otros países europeos. Por ultraderecha me refiero a los movimientos neofascistas o euroescépticos y xenófobos, como el Frente Nacional en Francia, Jobbik en Hungría o Amanecer Dorado en Grecia, el Movimiento de los Verdaderos Fineses…
Si bien es cierto que no esperaba que sacasen un escaño, si esperaba un fuerte incremento de sus votos, de tal forma que cogiesen fuerza y comenzasen a lograr concejalías en 2015 e incluso diesen el salto al Parlamento en 2016. Pero esto no ha ocurrido. Solo un leve repunte. Aunque sumasen todos sus votos, los partidos de extrema derecha no conseguirían ni un solo eurodiputado en España, a pesar de la circunscripción favorable y la tendencia a votar como castigo en estas elecciones.
Antes de continuar este artículo, explicaré porqué, de momento, no meto a Vox en el saco de la ultraderecha europea. No solo de populismo y eurofobia vive la extrema derecha, pues esta ha de tener cierto sustrato ideológico. Vox es un partido liberal y conservador, pero esto no lo convierte ni mucho menos en neonazi. Los neofascismos son un tipo de ideología colectivista, son un socialismo más al que se le añaden elementos como la raza y fantasías nacionalistas, junto con la construcción de un enemigo común para unificar las fuerzas internas (los inmigrantes, los judíos, etc). De momento, no he visto a Vox pronunciarse en estos términos.
Como he dicho, ni sumando todos los votos de la ultraderecha en España esta obtendría los 250.000 votos que necesita para obtener un eurodiputado. Veamos sus resultados:
Falange Española de las JONS -------à 21.577 votos
Impulso Social--------------------------à 17.774 votos
La España en Marcha------------------à 16.879 votos
Democracia Nacional -----------------à 12.904 votos
Movimiento Social Republicano ----à 8.875 votos
En total suman 78.009 votos, necesitando 171991 votos más para alcanzar su ansiado eurodiputado. Es curioso que, además, esta temporada en España ha tenido mucha visibilidad, aunque no sea positiva: el ataque a Blanquerna, los Trending Topics patrocinados por Impulso Social… nada de esto ha hecho que suba el apoyo a los partidos patriotas sociales del país.
Es curioso además que el partido que menos oculta ser una organización de corte fascista (Falange) sea la que más votos obtenga, y que la organización que menos votos ha cosechado sea MSR, un partido deliberadamente ambiguo que pretende introducirse en los movimientos sociales con consignas clásicas de los partidos de ultraizquierda, evitando hacer hincapié en asuntos espinosos como la inmigración. Parece ser que al votante fascista español le gustan las cosas claras. La España en Marcha, un partido que directamente puso el Águila de San Juan propia del régimen franquista en su papeleta electoral, ha doblado en votos al MSR.
Además, no parece que haya voluntad de acuerdo en la ultraderecha española. La España en Marcha, un intento de coalición para estas europeas, sufrió un tortuoso camino hasta presentarse el 25 de mayo. Democracia Nacional y Soluciona, esta última una formación ultra que no llegó a presentarse, también tuvo sus desencuentros. MSR, por su parte, no mantiene buenas relaciones con Democracia Nacional ni con España 2000. Además, su ambigüedad le ha valido de no pocos disgustos en el ala ultra española.
Entre los motivos de este poco apoyo de la ciudadanía al ala ultra de la política española se encuentra, quizás, el nulo sentimiento nacionalista español en la población, el peso del régimen franquista en el imaginario colectivo o que, a diferencia de en otros países de Europa, las clases populares sigan confiando en la izquierda.
Además, la democracia es una idea muy defendida en España. Tanto es así que la mayoría de la gente no solo no votaría a estos partidos, sino que además los ilegalizaría, según datos de la Encuesta Social Europea de 2011.




En resumen, en España seguimos en otro tiempo político diferente al de Europa, y por una vez estoy satisfecho de no estar en una España más europea, como diría Ortega.