lunes, 15 de octubre de 2012

También sin Historia


En mi última aportación critiqué el utilitarismo del que quieren impregnar a toda la educación pública. Era una crítica al desmantelamiento de los bachilleratos menos solicitados y una petición para que se respetase la opción formativa de todos los ciudadanos.
Sin embargo, es levantarme cada día y ver una terrible noticia provocada por lo que ya podríamos llamar “Ministerio de formación del trabajador”. En el anteproyecto de la LOMCE –el mismo donde se prevé la capitidisminución del griego y la eliminación de la Cultura Clásica- se pretende reducir la Historia –sin matices, la historia que han cursado todas las generaciones- a una mera asignatura optativa. Con esta medida, el alumno que no escoja Historia no estudiará la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, la Primavera de los Pueblos, la crisis de 1929, el auge de los totalitarismos o la Guerra Fría.
En el anteproyecto de la LOMCE se repiten las palabras “productividad, y competitividad” y el verbo “emprender” conjugado de mil formas. No hay que hacer una gran labor hermenéutica para dilucidar que este anteproyecto pretende fomentar la empresa, creando trabajadores y estimulando el espíritu empresarial de los alumnos

El artículo donde se reduce la Historia a materia optativa
No obstante, me pregunto qué clase de empresarios pretende formar el señor ministro. Si la Historia sirve para no repetir los errores del pasado, creo que esos embriones de empresarios deben de conocer el cartismo, el ludismo y las Trade Unions, al igual que cualquier otro ciudadano. La cultura no es un elemento accesorio del ciudadano, sino su esencia misma, la que le permite configurarse, comprender la realidad y transformarla.
Me gustaría incidir en la idea de que el hombre, en tanto ciudadano, es un ser político que se relaciona con la comunidad y las instituciones. También me gustaría recordar que el hombre, en tanto ser humano, tiene una serie de dudas ontológicas y morales que dudo mucho que se satisfagan estudiando materias instrumentales o en el puesto de trabajo. Si bien hay que ser realistas y admitir que la Historia que se de en secundaria no va a resolver esas dudas, si puede servir como trampolín para que el alumno conozca figuras históricas –Marx, Adam Smith o Diderot- y se embarque, ya de forma autodidacta, en su conocimiento. Aunque Mujeres, Hombres y Viceversa quiera predicar lo contrario, aún hay gente que se interesa por estas cuestiones olvidadas.
Sin embargo, Wert parece creer que los españoles queremos trabajar y luego dedicarnos al fútbol y la telebasura. Parece increíble que un señor que además es ministro de Cultura parezca alentar ese modo de vida consumista, basado en la producción y el consumo, que resume al ser humano –máxima creación de Dios, lo cual debería saber un señor que milita en un partido con raigambre cristiana- a poco menos que una estadística y a un factor más de producción.


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